Las consecuencias negativas de la contaminación lumínica son tan desconocidas como lo era fumar en los 80

Nuestros cielos son cada vez más brillantes. Un reciente estudio ha demostrado que el área iluminada de manera artificial en nuestro planeta ha crecido en torno al 2% entre 2012 y 2016.

 

“El incremento global en iluminación (artificial) es muy llamativo”, ha dicho Kevin Gaston, profesor de biodiversidad y conservación de la Universidad de Exeter (UK). “sabemos que la iluminación está empeorando constantemente”.

 

Los investigadores aseguran que el principal problema ha sido la falta de concienciación sobre la contaminación lumínica. El profesor Gaston, investigador principal del ya concluido proyecto ECOLIGHT, asegura que esta situación “está derivando en impactos ecológicos muy importantes”, ya que “los efectos (de la mala iluminación) están ya muy extendidos y llegan a tener implicaciones incluso en la forma en que las comunidades se estructuran, algo que nunca se había observado previamente”. Gaston también ha explicado que los satélites son “daltónicos”,  al cambio a la luz blanca, por lo que usar las imágenes que toman los astronautas es una buena manera de estudiarlo, sobre todo teniendo en cuenta que hay cerca de medio millón de imágenes tomadas por la noche entre 2003 y 2015.

 

Este trabajo complementa los análisis del proyecto Cities at Night, una iniciativa de ciencia ciudadana que solicita a voluntarios ayuda para clasificar, localizar y georreferenciar las mencionadas imágenes. Cities at Night forma parte del proyecto europeo STAR4ALL, coordinado por Oscar corcho, catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid, que actúa como plataforma para poner en marcha proyectos implicados en el estudio de la contaminación lumínica y para promover más investigación y mejor planificación en programas de iluminación. El proyecto se centra en implicar y concienciar a los ciudadanos sobre los efectos de la contaminación lumínica a través de métodos tales como juegos, difusión de eventos astronómicos y una red de sensores ciudadanos de fotómetros de bajo costo para que los interesados se encarguen de medir la contaminación lumínica en su área de residencia. “Las consecuencias negativas de la contaminación lumínica son tan desconocidos para la población como lo era fumar en los 80”, asegura el profesor Corcho. “Aún es un problema difícil de entender. La contaminación lumínica tiene los mismos efectos inmediatos sobre los animales que otras formas de contaminación”.

 

El profesor Corcho ha confirmado que uno de los principales retos de STARS4ALL a lo largo de este año es cursar una petición –a través de la web- para solicitar una mejor regulación entono a la iluminación y evitar así los problemas de contaminación lumínica a nivel europeo. STARS4ALL recogerá firmas de ciudadanos para poder presentar una petición en Bruselas al finalizar el año.

 

Corcho asegura que la buena noticia es que hay soluciones fáciles. “Hay buenas opciones tecnológicas. Los tipos de lámpara que se pueden utilizar son tanto respetuosos con el entorno en términos de contaminación lumínica como buenos para la eficiencia energética”.

 

Si tratamos de solventar estos aspectos, podríamos beneficiarnos todos. “Como resultado indirecto de las buenas prácticas…”, dice el profesor Corcho, “…nuestras recomendaciones para la iluminación pública nos permitiría tener más espacios públicos en los que disfrutar de las estrellas en los cielos nocturnos”.

 

Noticia extraída de: Light pollution is altering plant and animal behaviour de Gareth Willmer